PINO ALBEROLA ¿Por qué son tan adictivos esos "amores que matan"?
La parte de la adicción es debido a falsas creencias. La mayoría de la gente con amores adictivos ha tenido patrones familiares de maltrato. Cuando hay maltrato hay miedo y eso dispara la adrenalina y las reacciones emocionales adictivas. Hay gente que en el amor normal se aburre y necesita el chute de la adrenalina, por lo que buscan amores complicados y cuando estos terminan echan de menos estar siempre en el filo de la navaja. El sexo en estas relaciones suele ser también arriesgado y también se echa de menos. Otro elemento es que la gente que se relaciona de esta forma está acostumbrada a depender de otro o a cuidarlo. Cuando no tienen ese punto de referencia se sienten en un vacío emocional tremendo y lo tienen que ocupar con lo que sea, incluso a veces con sustancias adictivas.
¿Qué falsas creencias sustentan la parte adictiva de estos amores?
Educativas sobre todo. Las mujeres hemos sido educadas para estar pendientes de todos o creyendo que hay que aguantar todo. Una paciente me decía: "Cómo quieres que reaccione si crecí escribiendo en la pizarra de colegio: vivir amando, amar sufriendo, sufrir callando y siempre con una sonrisa". Ahí entiendes que de esos polvos esos lodos. A esas falsas creencias me refiero, a que si te sacrificas todo funciona o a que la mujer es el alma del hogar.
¿Por qué parece que las mujeres son más propensas a amar de esta manera?
Sí somos más propensas social y culturalmente, aunque hay muchos chicos jóvenes en torno a la treintena que experimentan los mismos síntomas. Eso se debe a que ahora los jóvenes tienen más permiso para vincularse afectivamente o expresan más sus sentimientos. No quiere decir que antes no los hubiera, pero se ocultaba porque menoscababa la idea de hombría. Eso está cambiando y actualmente te encuentras a hombres adictos al amor, incluso con síndrome de abstinencia, con el deseo de ver a la chica, de buscarla... El problema es que ellos suelen ser más agresivos en su manifestación.
¿Desemboca en episodios de violencia?
Sí. En los episodios de violencia doméstica, muchas veces el perfil del hombre y el de la mujer es el de una persona que sufre una adicción al amor o una situación de dependencia hacia el otro. Por eso se ven esas situaciones de que tras un episodio de malos tratos vuelven con la pareja, se confunde además el sexo con el amor y siguen relacionándose de esa forma tan destructiva.
Al margen de estos casos de violencia, ¿qué otros daños provoca esta forma de amar?
Hoy en día hay muchas enfermedades que no tienen una explicación científica, pero cuando escarbas te encuentras con estas situaciones. Cuando vives de forma crónicamente estresada el sistema inmunológico se desgasta y aparecen trastornos psicosomáticos, dolores musculares que no sabes de donde vienen, dolores de cabeza, vómitos o pérdida de peso.
¿Cuál es el perfil del hombre o mujer dañino?
Suele tratarse de una persona con un perfil narcisista, que se cree la séptima maravilla. Son intransigentes, no aceptan que otra persona pueda tener otra forma de ver las cosas, necesitan posiciones de poder, no saben amar en las mismas condiciones. Exigen vasallaje y sumisión. No tienen por qué ser maltratadores, hay gente que manipula con su inteligencia y con su raciocinio; Aparentemente te dicen las cosas con la miel en los labios pero hay una falta de respeto enorme.
¿Son víctimas los jóvenes de este tipo de relaciones?
Sí, y es preocupante, porque hay adolescentes que piensan que si su chico las acosa es porque las quiere mucho y eso se oye en chicas de 13 ó 14 años. Creo que hay creencias que cuestan mucho de erradicar por mucho que la sociedad haya cambiado. Hay planteamientos como que te tienes que casar y tener hijos que siguen en el subconsciente.
¿Cómo escapar de una pareja que nos lleva a estas situaciones tan extremas?
La mayoría no se dan cuenta de lo que pasa. Pueden empezar a ser conscientes de lo que ocurre porque se ponen enfermos o porque la familia lo dice y empiezan a tomar conciencia. Esa es la primera forma de salir. Después hay que trabajar la autoestima. Aunque quizás sea una frase manida, hay que aprender a respetar el proyecto de vida propio, aprender a valorarse y salir adelante con los apoyos emocionales buenos, como el de la familia o los amigos. A veces una buena amiga hace milagros. Hoy en día se pueden hacer muchísimas cosas como bailar, asistir a cursos, a talleres de risoterapia... Se trata de recuperar poco a poco los propios intereses. Pero cuando la adicción es muy grande, siempre recomiendo que busquen ayuda profesional.